domingo, 15 de marzo de 2009

BETU HIJAU. MINA DE ORO Y COBRE. ISLA INDONESIA DE SUMBAWA

Betu Hijau
Mina de oro y cobre de Betu Hijau en la isla de Indonesia de Sumbawa de 1.500 metros de diámetro. Se inaguró en el año 2000 por la compañía estadounidense Newmont Mining Corporation, la enorme mina da empleo a 8.000 indonesios y se prevé su agotamiento en unos 20 años.
En la lejana isla indonesia de Sumbawa, Nur Piah se oyó hablar muchas veces de las ingentes cantidades de oro sepultadas bajo los bosques de las montañas. Eran leyendas hasta que los geólogos de una compañía estadounidense, La Newmont Mining Corporation, descubrieron una curiosa roca verde cerca de un volcán dormido. El color musgoso de la roca indicaba que contenía sobre, compañero ocasional del oro. Al poco tiempo, la Newmont comenzó las obras de una mina llamada Batu Hijau que significa “roca verde”.
La mina tiene una flota de 111 vehículos que extrae cerca de 100 millones de toneladas de roca al año. El volcán de 550 metros de altura no queda rastro de su existencia y ahora hay una mina de 1.500 metros de diámetro que desciende 105 metros por debajo del nivel del mar. Cuando la veta de Batu Hijau se agote, quizás en 20 años, el fondo de la mina estará 450 metros bajo el nivel del mar. Los ingenieros que controlan el proceso detectan su presencia en los compuestos de cobre a los que se asocia, y puesto que el oro se envía a fundiciones del extranjero en forma de concentrado de cobre, nadie en Sumbawa ve jamás el tesoro oculto que está transformando su isla. No se ven motas de oro de ninguna clase.
En Batu Hijau, donde Newmont es accionista principal y la única responsable del funcionamiento de la mina, la compañía ha respondido aumentando las inversiones en desarrollo comunitario y programas medioambientales, y restando credibilidad a las críticas. Problemas siempre hay pero “el oro hace que todo el mundo se vuelva loco”.
La mayoría de los habitantes de Sumbawa son agricultores y pescadores que viven en cabañas de madera construidas sobre pilotes, prácticamente al margen del mundo moderno. Pero detrás de las vallas de Batu Hijau, Newmont ha construido en la jungla un suburbio residencial el estilo americano, donde viven 2.000 de los 8.000 empleados de la mina. A lo largo de las calles perfectamente pavimentadas hay un banco, una escuela internacional, una estación de televisión, gimnasio, pista de baloncesto…
La sede está en Colorado y aunque en Sumbawa no hay pepitas de oro (nuggets en inglés). Y ese es el problema. El aumento de los precios y las técnicas avanzadas hacen que para las compañías sea rentable la extracción de partículas microscópicas de oro. Para separar el oro y el cobre de la roca, Newmont utiliza en Batu Hijau un técnica de flotación exquisitamente calibrada que no es tóxica, a diferencia de la “lixiviación en pila” con cianuro, potencialmente tóxico, que la compañía usa en otras de sus minas. Aun así, no hay tecnología capaz de hacer desaparecer por arte de magia la colosal cantidad de residuos generados por la actividad minera. En menos de 16 horas se acumulas aquí más toneladas de desechos que todas las toneladas de oro extraídas en todos los siglos de la historia humana. Hay dos tipos de desechos: rocas rechazadas, que se apilan formando montañas achanadas en lo que antes era selva virgen y relaves, los residuos de los procesos químicos, que Newmont envía por una tubería al fondo del mar. Prohibido en todo el mundo pero en esta mina es menos dañino para el medio ambiente. En esta mina, los relaves se vierten a 3,4 km de la costa a una profundidad de 125 metros, sobre un desnivel por el que los residuos caen a más de 3.000 metros de profundidad.
El departamento de medio ambiente de Newmont, integrado por 87 empleados, está trabajando en un plan para recuperar las escombreras que consiste en cubrirlas con tres metros de tierra y dejar que la vegetación del bosque vuelva a crecer.
National Geographic. Enero 2009

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